para la muerte
nunca es tarde
ella espera
licenciosa
como un guiño
robado de la luna
con esa misma luz
brillante y blanca
sutil
muda
cegadora
jugando
una dos tres veces
con la arena
de un reloj
que ella
jamás necesitará
pues cada grano
está a su merced
la muerte
no se ha ido
y a veces
sólo queda abrazarla
...
nunca es tarde
ella espera
licenciosa
como un guiño
robado de la luna
con esa misma luz
brillante y blanca
sutil
muda
cegadora
jugando
una dos tres veces
con la arena
de un reloj
que ella
jamás necesitará
pues cada grano
está a su merced
la muerte
no se ha ido
y a veces
sólo queda abrazarla
...
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