viernes, 8 de setiembre de 2006

Maratón

¿por qué corro?


Corro para escapar del rastro de mi sombra,
de la tristeza
pues no se resigna a que la deje.

Corro de las mentiras, de los abrazos fríos y las sonrisas hipócritas.
Para no pensar, no vivir y
dejar de ver a ese niño tonto que nadie entiende.

-Lo siento yo también huyo, te dejo-

Corro por que ya no tengo alas.
Hoy finalmente me las cortaron.
Lo hago para perderme, para ser nadie.

Porque siempre he sido un cobarde, fingiendo, cobijándose en el lodo.
Para huir de las balas,
los cuchillos, las piedras, la sangre, las miradas.

-Las risas, los gritos de mi garganta seca-

Lo hago para encontrarte y no devolver mi propio cariño
en una cajita diciéndome Gracias.
Para entender y sentir que estoy vivo.

-aunque no sea cierto...-

jueves, 7 de setiembre de 2006

Berlín (en construcción)

Cuatro voces blancas, un terciopelo negro y el sencillero roto de un apostador menor. Monedas en el suelo y una aurora partida en la sien. Las lágrimas caen como tertulia de agosto. Febril y diáfana, la marea se encoge. Busca algo. Cuerpos yacen tembloros e hinchados y un ladrido se confunde en el motor de un avión. Ojos azules llegan al suelo. Uno, dos, tres pasos.
Ausencia

Madeja de tierra y piedras.
Distancia ondulante.
Ser o no ser.
Y huelo el feliz desenlace.

Dilatación inmortal, vacío.
Corren blancos y helénicos
como copos de nieve
de vida.

Los conejos se la comen,
allá mientras sonríen.
La alfombra gris bajo el gran árbol.

Bajo ella ya no hay frío,
ni calor
ni recuerdos.
Ausencia.

Pausa.
Un hasta luego sin nombre.
Un hasta siempre dudoso.
Y solo quedan vestigios.

Herencia cercenante.
Cadenas.
Lugar común.
Sublime.

Madrugada

Es tu litera el lugar,
en donde sufragan mis ojos.
Pues convulsionan mis nervios,
la Luna les hace sombra.

Y la vejez siente el daño,
el año y el de ayer.
Los sueños no vuelven, huyen.
Me lloran felices.

Ya no habla ni mutila.
No hay escudos o sonrisas.
Ni hadas, ángeles o muerte.

Las copas han caído.
Y un eco roto
no puede dormir.