domingo, 2 de setiembre de 2007

R



Eres el pecado
que brisca lentamente
la manzana de Adán.

Enredadera célibe
que me incas
con tus iris en miel.

Ondulante criatura
que hipnotizas
-las sobras- de mi sentido común.

Ríes y mientes,
serpiente endémica.

Flagelas la timidez y
buscas mi lengua asesina.

Eres accidente
que escozor timbra
en mis heridas.

Temblor de papel
que cortas mi sentido y
sangra el deseo.

Dentro de la copa
que cada tarde,

a las seis, compartimos.


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